sábado, 7 de junio de 2008

Efecto déjà vu



Una vez más, el artista plástico Marino Santamaría, nos vuelve a sorprender con una de sus intervenciones urbanas en la calle Lanín en el barrio porteño de Barracas.

En este caso se trata de obras digitalizadas en un museo al aire libre del que participaron artistas argentinos contemporáneos como los conocidos León Ferrari y Marta Minujín, el mismísimo Marino Santa María, como así también Carlos Alonso, Diana Ares, Miguel Bengochea Nicola Costantino, Carlos Gorriarena, Nora Iniesta, Juan Lecuona, Eduardo Médici, Luis Felipe Noé, Marcelo Pelissier, Pérez Celis, Duillo Pierri, Jorge Pietra, Eduardo Pla, Rogelio Polesello, Daniel Santero, entre otros. Las obras ocupan el paredón del ferrocarril de la calle Lanín y sintetizan diferentes manifestaciones del arte contemporáneo argentino encerrados en ornamentados marcos dorados.

Un caso más que nos demuestra que el arte está en todos lados, en el día a día, en nuestra rutina y que para codearse con el arte no hace falta ir a un edificio de estilo clásico en el que un caballete nos impide acercarnos no más que a 1 metro de la obra.

La muestra se inauguró el pasado martes 3 de junio y se podrá visitar hasta el 31 de agosto todos los viernes, sábados y domingos de 10 de la mañana hasta las 17.00 horas. Está auspiciada por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y es de acceso gratuito.


Será cuestión de abrir la mente, los ojos, la sensibilidad y disfrutar de esta exposición.


¡Mirá este video de la Calle Lanín!

domingo, 25 de mayo de 2008

Un poco de historia...

Las armas de la pintura. La Nación en construcción, es la propuesta del Museo Nacional de Bellas Artes que exhibe desde el pasado 18 de marzo y se podrá visitar hasta el domingo que viene.

Esta muestra está conformada por la colección permanente de arte argentino del siglo XIX del Museo y la colaboración de otras pinturas históricas de otras colecciones nacionales, públicas y privadas como el Museo Histórico Nacional, el Palacio San José, el Museo Mitre, entre otros. Recorre la historia argentina de héroes, batallas y hechos gloriosos durante el periodo conocido como “construcción de la nación” comenzando por la Batalla de Caseros en 1852 y finalizando con la Guerra del Paraguay (1865-1870).

Las obras seleccionadas pertenecen a los artistas bonaerenses como el famoso Prilidiano Pueyrredón, único hijo de Juan Martín de Pueyrredón, Cándido López, Luis Felipe Noé, el sanjuanino Benjamín Franklin Rawson, el uruguayo Juan Manuel Blanes o el italiano Ignacio Manzani.
Una buena oportunidad para visitar justamente hoy, festejando un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, el primer pasó en poner en hechos las ideas de principios del siglo XIX en Latinoamérica. Si bien el objetivo originario del primer gobierno patrio, no fueron aquellos que nos enseñaron en la escuela primaria, sino la de guardar el lugar de gobernar a Fernando VII prisionero en Europa, con el correr del tiempo nos iríamos alejando cada vez mas de aquel objetivo para ir formando, construyendo y mas tarde organizando con la sanción de la constitución nacional nuestro país, la República Argentina. La exposición ilustra ya sea a través de retratos o escenas de combates lo que sucedió a lo largo de estas etapas.

domingo, 27 de abril de 2008

Publicidades de ayer, recuerdos de hoy


Aquellos porteños que todavía no se dieron una vuelta por el Café de los Angelitos, tienen tiempo hasta hoy para visitar la muestra “Publicidades de Ayer que Renacen Hoy”, la cual hace un recorrido por las distintas publicidades de productos y tiendas que caracterizaron a las primeras décadas del siglo pasado.

Los coleccionistas Héctor Luis Pezzimenti, Mariela Iozzolino Bonomi y Eduardo López, contribuyeron para la muestra, iniciada el pasado 20 de marzo, con piezas de sus propias colecciones. La curación de las mismas estuvo a cargo de Fabiana Grassano.

Publicidades gráficas de revistas, libros, diarios y panfletos utilizaban el juego de palabras, la rima y las imágenes para persuadir al lector que compren sus productos, publicidades que están muy lejos de ser lo que son las audiovisuales de hoy en día.

Nada de celulares, ni locales de comida chatarra y mucho menos de televisores de pantalla plana. Eran aquellas épocas, las de antes, en que los consumidores iban a comprar en aquellas tiendas que ofrecían calidad y moda al menor precio. Los shoppings de la primera mitad del siglo XX. La tradicional inglesa Harrods ofreciendo los mejores trajes y sobretodos para los hombres, para las mujeres La Imperial en la calle Piedras esquina Victoria, que ya no existe, o tal vez “La Piedad”, o “La Ocasión” los mejores vestidos, cortes y telas, al mejor estilo Gath & Chaves.

Como tecnología de última, Siam además de sus modestas heladeras, ofrecía para la casa su nuevo lavarropas. Cuando había una fiesta de disfraces, si en casa no sabían coser, habia que salir corriendo a la tienda de disfraces "Carlota". Los chicos no se quedaban afuera del mercado: las muñecas, las galletitas Manon, la chocolatada Toddy, golosinas a tan solo 5 centavos y las colonias para que los nenes queden “después de bañaditos bien perfumados”, son algunos de los ejemplos de las publicidades de ayer.

“Venga del Aire o del Sol, del Vino o de la Cerveza, cualquier Dolor de Cabeza se Corta con Geniol”, como no podía ser de otra manera la famosa cabeza con clavos, no podía quedar afuera de la muestra.

La muestra es gratuita y se puede visitar desde las 15 a las 24 horas todos los días.

Una buena oportunidad para ir acompañados, si es una abuela o un abuelo mejor, así nos pueden contar curiosidades y secretos de otras épocas con temas como “La Cumparsita" o "Mi Buenos Aires querido” como música de fondo, y ellos de seguro chochos.

viernes, 11 de abril de 2008

Tarsila, la mais grande do Brasil


Porque nunca tuvimos gramáticas, ni colecciones de viejos vegetales. Y nunca supimos lo que era urbano, suburbano, fronterizo y continental. Perezosos en el mapamundi del Brasil” Oswald de Andrade. Manifiesto antropófago.

El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) abrió una vez más su temporada anual el pasado 29 de marzo con la muestra “Tarsila Viajante 1920-1931”, la primera de la pintora brasileña Tarsila do Amaral que tiene lugar en la Argentina.

Tarsila es considerada la máxima figura del arte del Brasil y una de las principales precursoras del movimiento artístico conocido como Modernismo brasileño. Este movimiento pretendió un cambio en el arte y la ideología del Brasil en un momento en el que el país aún no había entrado en contacto con la modernidad, no sólo en aspecto cultural sino también en lo tecnológico.


Sus obras son el resultado de las influencias del impresionismo, del cubismo francés, del surrealismo o del realismo socialista de la ex URSS. Su fase impresionista se puede reconocer en pinturas como Patio do colegio o Chapéau Azul. No obstante, es en 1922 cuando entra en contacto con un grupo de modernistas y se inicia un antes y un después en su carrera. Se produce una explosión multicolor en sus obras y nace su etapa más importante denominada “Pau-brasil” en la que se dedica a pintar la vegetación, la fauna, la gente y la esencia de las costumbres brasileñas en colores vivos, formas geométricas y planas. Carnaval en Madureira, O Mamoeiro, O Pescador, o A Cuca son claros ejemplos de la diversión del color. Sin embargo, no quedan dudas de que la obra clave de Tarsila do Amaral es Abaporu de 1928 con la que inauguró el Movimiento Antropofágico de Brasil, que proponía una deglución de la cultura europea, revalorizando la cultura regional.

Do Amaral nace el primero de septiembre de 1886 en Capivarí, un pueblito rural de São Paulo. Ya desde niña se veía atraida por la pintura, tal es así que a los diesciseis años pinta su primer cuadro. Estudia escultura, diseño y pintura en Brasil y en Francia. Contre matrimonio con André Teixeira Pinto en 1906, con quien tiene una hija. Sin embargo en 1926 se casa por segunda vez con el escritor modernista Oswald de Andrade, a quien regala Abaporú en 1928. A partir de 1930 su pintura se inclina hacia los aspectos sociales, producto de su visita a la Unión Soviética, donde realiza su primera exposición individual. Durante los años 50 y 60 retoma los colores sumisos y la atmósfera onirica. Finalmente Tasila do Amaral fallece en São Paulo, en 1973.

sábado, 5 de abril de 2008

La París de América

Tarde de domingo. La plaza está colmada de gente. Algunos suben y bajan las barrancas mirando los puestos artesanales, otros sólo se sientan en el pasto perfectamente cortado a tomar sol o a escuchar algún artista callejero. “Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una y las dos y las tres…” se escucha como música de fondo, un imitador de Joaquín Sabina que entretiene a los que están sentados o los que simplemente pasan por ahí. Definitivamente es Plaza Francia, tan característica por su gran feria artesanal. Feria que comenzó por allá lejos en la década de 1970 con un grupo de puestos que empezaron a exponer junto al paredón del Cementerio de la Recoleta.

Como signo del paso del tiempo, actualmente se pueden encontrar alrededor de 500 feriantes y aún crece cada fin de semana que pasa. Es tan extensamente variada, policromática, que no se la podría etiquetar o agrupar en un solo rubro. Cuenta con puestos que venden desde artículos de cuero como sandalias, carteras y bolsos, pasando por mates, bijouteria en plata, alpaca o piedras exóticas, cerámicas, vitreauxs, espejos, pinturas y fotografías hasta tarotistas, masajistas, payasos y estatuas vivientes. Cada tres o cuatro puestos se escuchan ingleses, brasileños, mexicanos o franceses preguntando precios o se los pued
e ver próximos a comprar algún mate o cerámica que diga “Tango” o “Buenos Aires”, o por qué no con la imagen del Obelisco haciendo juego. Es que la Feria se volvió en los últimos años un atractivo turístico más que ofrece la cosmopolita Buenos Aires.

Plaza Francia se encuentra ubicada entre las avenidas del Libertador y Pueyrredón, y las calles Junín, Ricardo Levena y Dr. Luis Agote. A zona se la suele conocer como la “París de América” por el estilo de las construcciones linderas a la Plaza.

Cuando la Fiebre Amarilla llegó a Buenos Aires en 1871, la gente mas acomodada de la época, que hasta ese entonces vivía en los barrios de San Telmo y Montserrat, decidieron emigrar a la zona norte de la cuidad, adonde la Peste no había llegado, actualmente son Barrio Norte, Palermo y hasta incluso Belgrano. Allí construyeron para vivir sus selectos palacios influenciados por el academicismo francés que caracterizó su estilo arquitectónico: techos de remate amansardados (tejas negras), chimeneas, arcos góticos y estilos versallescos.

Los sábados y domingos la Plaza es característica de feria. Para apreciar el estilo arquitectónico de la zona, tenemos toda la semana, pero ésa, ya es otra historia.


miércoles, 26 de marzo de 2008

Barracas al sur: La calle Lanín


Quien alguna vez viajó en el ex Ferrocarril Gral. Roca desde alguna localidad del sur del conurbano bonaerense con destino a la Estación Constitución, quizá se sorprendió mirando por la ventanilla, las calles de Barracas, cuando una línea de casas multicolores rompió con la monotonía gris que caracteriza esa parte del barrio.

El próximo 19 de abril el Proyecto Calle Lanín cumplirá un nuevo aniversario desde su inauguración en el año 2001.

La idea del proyecto estuvo a cargo del artista plástico Marino Santa María, quien reconoce haber vivido en Barracas desde que nació. Sin embargo la obra no podría haber sido posible sin la colaboración de albañiles, pintores y otros artistas plásticos.

El Pasaje Lanín nace en la calle Brandsen al 2100 y termina en la Avenida Suárez al 2001 y corre entre las vías del Ferrocarril Roca y la calle Aarón Salmón Feijó. Si bien anteriormente era conocido como Pasaje Silva, el 28 de octubre de 1904 una ordenanza decretó el cambio de nombre por "Lanín" haciendo referencia al volcán apagado en la provincia de Neuquén. Que por el contrario, lejos de ser una calle "apagada" se caracteriza por una erupción de colores fuertes y brillantes. Los frentes de las casas impactan por sus decoraciones con formas abstractas, figuras geométricas, y colores que van desde el azul al amarillo, pasando por el fucsia, el rojo y el verde, que tranquilamente podrían evocar un óleo del expresionista ruso Wassily Kandinsky. Al acercarse a las paredes, detrás de la explosión de los colores, se pueden observar en varias fachadas la técnica del mosaico veneciano.

El proyecto comenzó cuando Santa María decoró el frente de su casa ubicado en Lanín 33. Más tarde, el vecino de al lado primero y otros después fueron pidiéndole que también decore las paredes de sus casas. Santa María destacó que los vecinos se fueron entusiasmando con el proyecto cada vez más. La legislatura Porteña declaró al Pasaje Lanín como un espacio de interés cultural.

El objetivo de Santa María fue el de acercar el arte a aquellas personas que no van a los museos y demostrar que el arte puede convivir con la vida cotidiana.

Antiguamente los espacios para exponer obras artísticas estaban sacralizados, así surgieron los museos, instituciones dedicadas a investigar, exponer y difundir los testimonios materiales del hombre. A partir de la aparición de los centros culturales, las galerías de arte y la importancia que se le da al espectador como elemento que finaliza la obra y le da sentido, los espacios para exponer se fueron desacralizando y hoy en día se pueden apreciar obras artísticas en las calles, en edificios públicos y hasta en las estaciones de subte.

Es importante poder contar con estas demostraciones de arte en el espacio publico, en contacto con la vida cotidiana para poder romper y variar con un poco de color nuestra rutina.