Un recorrido por la capital de la República Argentina y su abanico cultural
domingo, 25 de mayo de 2008
Un poco de historia...
Las armas de la pintura. La Nación en construcción, es la propuesta del Museo Nacional de Bellas Artes que exhibe desde el pasado 18 de marzo y se podrá visitar hasta el domingo que viene.
Esta muestra está conformada por la colección permanente de arte argentino del siglo XIX del Museo y la colaboración de otras pinturas históricas de otras colecciones nacionales, públicas y privadas como el Museo Histórico Nacional, el Palacio San José, el Museo Mitre, entre otros. Recorre la historia argentina de héroes, batallas y hechos gloriosos durante el periodo conocido como “construcción de la nación” comenzando por la Batalla de Caseros en 1852 y finalizando con la Guerra del Paraguay (1865-1870).
Las obras seleccionadas pertenecen a los artistas bonaerenses como el famoso Prilidiano Pueyrredón, único hijo de Juan Martín de Pueyrredón, Cándido López, Luis Felipe Noé, el sanjuanino Benjamín Franklin Rawson, el uruguayo Juan Manuel Blanes o el italiano Ignacio Manzani. Una buena oportunidad para visitar justamente hoy, festejando un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, el primer pasó en poner en hechos las ideas de principios del siglo XIX en Latinoamérica. Si bien el objetivo originario del primer gobierno patrio, no fueron aquellos que nos enseñaron en la escuela primaria, sino la de guardar el lugar de gobernar a Fernando VII prisionero en Europa, con el correr del tiempo nos iríamos alejando cada vez mas de aquel objetivo para ir formando, construyendo y mas tarde organizando con la sanción de la constitución nacional nuestro país, la República Argentina. La exposición ilustra ya sea a través de retratos o escenas de combates lo que sucedió a lo largo de estas etapas.
Fundación Mítica de Buenos Aires.- Jorge Luis Borges. (Fragmento)
¿Y fue por este río de sueñera y de barro que las proas vinieron a fundarme la patria? Irían a los tumbos los barquitos pintados entre los camalotes de la corriente zaina.
Pensando bien la cosa, supondremos que el río era azulejo entonces como oriundo del cielo con su estrellita roja para marcar el sitio en que ayunó Juan Díaz y los indios comieron.
Lo cierto es que mil hombres y otros mil arribaron por un mar que tenía cinco lunas de anchura y aún estaba poblado de sirenas y endriagos y de piedras imanes que enloquecen la brújula.[...]
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